lunes, 20 de diciembre de 2010

¡Cuántas esperanzas teníamos en los números! ¡Cuánta belleza veía el médico cuando cogía el bisturí y abría por la mitad los cuerpos de las mujeres muertas! Esos riñones, esas vísceras, esos ojos en blanco y negro del siglo XIX. Todo lo que la ciencia no puede explicar es basura, sr. Vogler. Ni estética, ni metafísica, ni ética. El ser humano es un animal, un mono racional que coloniza tierras habitadas manchándose de su propia sangre. Ése es el verdadero sentido del Dios muerto, ¿y qué hay después? ¿acaso puedes ver algo sin tus ojos? ¿dónde está el artista que eres? Yo te lo diré: aprendiendo los valores de Belén Esteban. Esta vez ningún rey te sacará de pobre.

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