domingo, 30 de enero de 2011

domingo

los domingos tienen la tensión
de un lunes venidero
y la calma de un mar sin viento,
los domingos tienen ese aire
caduco y polvoriento
a habitación cerrada,
a calle desierta y establecimientos muertos,
a la angustia de algo,
no se sabe muy bien qué, que nunca llega.

la humedad profunda de un domingo
no es como la de los amaneceres del rocío,
llena de rayos de sol
y verdes raíces acurrucadas bajo las vías;
es una humedad distinta,
que entra por la nuca, fría como el diablo,
y te escarcha por dentro.

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