domingo, 2 de octubre de 2011

Lagos profundos de lucidez
aparecen tras el primer rayo de Sol.
Inteligentes,
mirando fijamente lo que se oculta tras el secreto.

Ha matado tantos dragones
que ya no recuerda los verdes del viaje.

Sueña.
Vísceras,
ojos que comen ojos,
ratas pudriéndose en su intestino
y escamas.
El hombre de arena
siempre guarda una última sorpresa para él.

Un trapecista se columpia en sus párpados
que caen cansados cual guillotina.
Se levanta,
lucha,
sostiene el universo.

Valiente es el niño
que reconoce sus miedos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario