jueves, 25 de noviembre de 2010

y griega

sin los otros no hay monstruos ni personas.

el extraño junto al fresno en la calle más estrecha del delirio
me mira con sus negras pupilas dilatadas sin fondo,

yo siempre agacho la cabeza para no devolverle el gesto
y un escalofrío me recorre la piel cuando paso junto a sus ojos
y los de los otros,

pero él siempre permanece allí esperando,
acechante y maldito,

a veces me gustaría gritarle que me deje tranquila, que dejen de
mirar,
que voy a encerrarme en una habitación sin puertas para aislarme
de sus inquisidores pozos lodazales y pensar,

y así saber quién soy.

y lo he intentado,
pero aún así esos raros llegan hasta a mí y cuando salgo de allí todavía estoy más
perdida y desorientada

y no reconozco ni mis propios pies.

y en el fondo sé que la respuesta está en los otros, en ese repulsivo extraño
con cabeza de búho,

pero cuando paso junto al fresno mi angustia es tal que no consigo
mirarle.

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