miércoles, 24 de noviembre de 2010

[ralea]

Es cierto eso que nunca me has dicho
de que no se puede ser más patética,
casi puedo oír las risas desde tu cielo
y tus pensamientos de ángel terrible
atormentándome como el eco de un trueno:
"ahora te voy a dar lo que te mereces";
porque tú ejerces ese poder sobre mí,
me escupes leyes arbitrarias al oído
y te yergues con tu implacable divinidad
atisbando mi rostro desde tu indiferencia
para insinuar que jamás seré salvada;
me enseñas los colmillos desde tu azotea,
te burlas de mis dedos, de mi carne,
de las ganas que tengo de calor humano;
y yo tiemblo de miedo, te sonrío y castañeo,
ya ves qué hipócrita serpiente te sisea;
en los jardines de hiedra nada un olor a azufre
y ya no quedan frutos con los que pecar,
aquí, entre estas cuatro paredes venenosas
estoy muy lejos de que alguien me toque.

No hay comentarios:

Publicar un comentario